Durmió doce horas seguidas. Su madre estaba viendo las
noticias y le invitó a sentarse con ella. No estaba enojada. Estaban hablando
sobre el caso. La noticia era: “Un adolescente dejó en ridículo a toda la
policía”.
Un periodista explicaba, de pie frente a la casa de Lucía
Bernárdez, que allí había estado secuestrado el chico de catorce años que había
descubierto al verdadero asesino de Belgrano.
Violeta lo había llamado. Él agradeció a Watson que le
hubiese salvado la vida.
Aquí se terminaba todo. Aunque Sherlock ya estaba pensando
en quien había matado a la china. El asesino dijo que no había sido él.
Citando de nuevo a Sherlock Holmes pensaba en entrar de
nuevo en el juego.
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